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Sus orígenes son varios y van a ser responsables de un modelado demasiado duro o excesivo de la cabeza craneal fetal. Podemos tener un modelado defectuoso por contracciones demasiado intensas a través del canal pélvico. Eso ocurre a menudo porque, para apurar el tiempo de parto, la medicación es excesiva. Un parto de cara, de hombro o de nalgas, con insuficiente dilatación del cuello va a comprimir más la cabeza. Según el grado de compresión, se van a provocar distorsiones que debemos corregir cuanto antes.
El fórceps es una pinza de ramas cruzadas, cuyas cucharas se aplican sobre la cabeza del feto a nivel de las regiones parieto-malares. Sirven para llevar la cabeza, en forma mecánica, en los distintos movimientos de inclinación, flexión, extensión o rotación para favorecer la expulsión.
La aplicación de los fórceps exige algunas condiciones previas:
1) el orificio uterino debe estar bien dilatado;
2) las membranas deben estar suficientemente rotas;
3) la parturienta debe estar anestesiada y preparada para esta operación.
Ya hemos dicho que la función del fórceps consiste en ayudar la cabeza del feto retenida todavía en la pelvis y transmitirle los movimientos que la van a liberar. Por supuesto el fórceps debe intentar imitar los movimientos normales de un parto fisiológico.
Sin embargo, hay una noción de urgencia: el fórceps es un medio para evitar lo peor. Entonces, se produce la violación de la naturaleza por una ayuda exterior. No dejamos que se produzca la dilatación fisiológica porque no hay tiempo, y por el contrario, vamos a imponer una solución al organismo. Eso pone en evidencia las nociones de buena ubicación, de conocimiento del profesional y de una excelente mano. Por supuesto, se requiere un aprendizaje muy serio, un conocimiento perfecto de parte del obstetra. Cualquier error en la aplicación de los fórceps va a crear lesiones craneales más o menos graves.
Existe otro tipo de extractor: es el vacuum. Se habla también de un extractor neumático, que produce el paso y la expulsión del ápice del cráneo hacia la vulva de la madre. Este sistema parece menos traumatizante para el feto. Sin embargo, aunque es menos agresivo que los fórceps, el vacuum implica riesgos para el cráneo porque el tracta aspira la cabeza a nivel del vértex, y provoca una torsión que debemos verificar después del parto.
El sentido común nos lleva a decir que los fórceps bien empleados son útiles. Sin embargo, su empleo intempestivo provoca sistemáticamente lesiones craneales de tipo compresivo. Ya el simple hecho de colocar correctamente el aparato es toda una proeza que exige una manipulación rigurosa de las cucharas y también la buena ubicación de la mano del profesional y de sus dedos con respecto a la cabeza fetal ya comprimida en la pelvis materna.
Por eso, el uso del fórceps o del vacuum son una indicación mayor, urgente y precoz para realizar una consulta osteopática y craneal cuanto antes después del parto.
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